Hábitos de consumo de contenidos durante la pandemia
Considerando las múltiples afectaciones que ha traído consigo el COVID-19 en sectores públicos y privados, el foco de la preocupación por la contingencia se ha dirigido con mayor relevancia al estado de la economía mundial, dejando de lado el estado de las personas y los hábitos que han adoptado ante la nueva normalidad impuesta por la pandemia.
Respecto a ese último aspecto, Global Web Index realizó un informe en el que se evidencia cómo difiere el consumo de información y entretenimiento en cada generación, a partir de sus hábitos, Por ejemplo, las personas de la generación Z (8-23 años) y los Millennials (25-39 años) se ven 48% más atraídas por los videos en línea, mientras que las personas de la generación X (40-54 años) y los Boomer (55-75 años) consumen 44% más contenido en televisión.
No obstante, a raíz de la pandemia, aparecen diferentes tendencias y, aunque los contenidos varían entre generaciones, algunos hábitos se hacen comunes, como el consumo de noticias relacionadas con la COVID-19 el cual aumento un 68%, en primer lugar y, en segundo, el incremento un 58% las actividades de ocio, como escuchar música, también dado en todas las generaciones. Ante un momento como el actual, en el que la información es común a todas las personas, indiferentemente de su edad o ubicación, que crece de forma exponencial y hace presencia en todos los canales, vale la pena preguntarse, ¿en dónde se está buscando dicha información?
En términos generales, se ha encontrado que los consumidores se inclinan un 63% por fuentes como la Organización Mundial de la Salud (OMS), por considerarlas confiables para proporcionar información recurrente y actualizada acerca del virus y su posible cura. Por otro lado, hay quienes afirman tener confianza en su gobierno y la información que difunde, asunto que varía, evidentemente, según la ubicación geográfica. Lo que sí es claro, es que la confianza de los datos compartidos por algún medio con cierto prestigio es mayor a la que se difunde de “boca en boca” entre amigos y familiares.
Del mismo modo, el consumo de medios para la entretención también ha visto crecimiento acelerado, pues, si bien es necesario y relevante mantenerse informado, también lo es buscar actividades de esparcimiento y ocio que equilibren la carga elevada del trabajo remoto y la cuarentena. De ahí que parezca razonable que las personas vean como valiosa la inversión en plataformas como Netflix, Disney+ y None que lideran el listado de herramientas preferidas por los usuarios.
Frente a estos nuevos hábitos de consumo, predecibles en cierta medida, es crucial preguntarse constantemente por el verdadero valor no solo de la información que buscan, sino del contenido que reciben, sin importar su tipo. El aumento de canales, de espacios y formatos tanto informativos como de entretenimiento debe ser asumido de forma cuidadosa y reflexiva, buscando las fuentes más veraces y seguras, cuando a noticias y datos relevantes se refiere, y procurando acceder a contenidos significativos y positivos, cuando son de entretenimiento.
El cuestionamiento frente a qué tipo de contenidos consumir debe ser constante, pues la repercusión de la contingencia, al modificar los hábitos, también ha implicado aspectos sociales y psicológicos que no debe pasarse por alto y que debe ser sobrellevado de la mano de la adopción de prácticas sanas frente a cualquier tipo de contenido que se vaya a consumir.